Las iglesias de Apocalipsis (VI): Filadelfia

Sexta entrega de la serie del pastor Emilio Monjo sobre las iglesias de Apocalipsis:

Filadelfia suena muy bien. Da gusto leerla. De las otras (salvo Esmirna) se ve claramente su fealdad, pero de Filadelfia todo es bonito. Es, por tanto, un cebo peligroso. Al verla sola, sin el amparo de su Señor (todas son suyas, por eso las tiene en su mano, anda en medio de ellas y las amonesta), puede tornarse en un instrumento de caída para las iglesias que en vez de oír lo que el Espíritu dice, oyen los consejos de su propio corazón ante la visión de una iglesia calificada como fiel.

FILADELFIA

Cuando de la lectura de esta iglesia se leen enseñanzas en las que se establece que “hemos de esforzarnos” para ser como Filadelfia, que la clave está en “obrar” para conseguir un puesto semejante, etcétera; pues que cada uno obre como quiera y pueda, pero que nadie olvide cómo llama Pablo a su obrar (Fil 3:8). [En algunos lugares de España, a defecar lo llamaban “obrar”.] No va el Diablo a ponerte un anzuelo con Laodicea o Sardis, buscará la apetecible Filadelfia, que hasta el nombre suena bien. Hay que estar advertidos. No ha sido desviada la Iglesia en supersticiones idolátricas por las ropas o huesos de nuestros hermanos que murieron en la confusión, dudas, y oscuridad, sino por los de aquellos que lucieron en su muerte como “mártires”.

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La Semana Santa, recuerdo de un genocidio

Tenemos el placer de publicar un interesante artículo que nos invita a comparar la llamada «Semana Santa» con los antiguos autos de fe que tuvieron lugar, particularmente, en Sevilla y Valladolid en el siglo XVI. Nos alegra que aún queden autores honestos y valientes, más comprometidos con la Verdad que con el lenguaje políticamente correcto,  cuyo padre es el diablo, padre de mentira.

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Hoy para los amigos del calendario es lunes de pascua; todavía resuenan los soniquetes de las cofradías españolas. Las pieles de sus tambores siguen calientes tras una semana de golpes de tambor y pecho. Mis entrañas aún con estas lejanas reverberaciones se mantienen en tensión; mis puños cerrados; mis lágrimas sujetas. Sólo la confianza en nuestro Señor, su Palabra y su Victoria alivian mi carga emocional. Seguir leyendo La Semana Santa, recuerdo de un genocidio

Difamación, soledad y alma

Tras un breve paréntesis, volvemos a ofrecer una nueva serie de citas puritanas.

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Difamación

David, por triste experiencia, compara la lengua malvada y escarnecedora con tres armas fatales: una cuchilla, una espada y una flecha. Con una cuchilla porque, al igual que esta, quita hasta los pelos más pequeños. La lengua escarnecedora no solo acomete contra los pecados flagrantes, sino también contra los pecados menores […]. En segundo lugar, con una espada que hiere, pues las lenguas de los hombres difamadores despedazan el crédito y la reputación de sus hermanos. Pero una espada solo hace daño de cerca, no de lejos y, por tanto, en tercer lugar, se compara con una flecha, que puede golpear desde la distancia. Y, así, los escarnecedores no solo hacen mal a los de la parroquia o el pueblo donde viven, sino a otros muy lejanos. Por tanto, ¡cuánto conviene a todos los hombres andarse con cuidado!

Jeremiah Burroughs Seguir leyendo Difamación, soledad y alma