Con motivo de estas fechas, rescatamos un artículo imprescindible del pastor Emilio Monjo, publicado originalmente en su día en Protestante Digital, sobre los orígenes muy oscuros de esta fiesta, que tan «luminosa», «tradicional» y «popular» se nos muestra ahora, de la «Semana Santa». Hay un dicho, según el cual, la historia la escriben los vencedores. Y algo de ello hay en esto. Aunque la mayoría de gente, por no decir casi toda, lo ignora, estos festejos tienen su origen en algo bastante macabro (y anticristiano) como fueron los autos de fe en Sevilla y Valladolid, entre 1559 y 1562, en los que se exterminó a la mayor parte de los protestantes de esas dos ciudades a manos de la «santa» inquisición. La «Semana Santa» fue como una reafirmación del triunfo del poder de Roma «sobre las herejías». Aparte, también se menciona en el artículo la imaginería relacionada con la victoria franquista de 1939 que existe en algunas cofradías que hacen estos días la mal llamada «estación de penitencia», como es el caso de las de San Gonzalo, fundada en 1942, y Santa Genoveva, fundada en 1956, que deben sus nombres a Gonzalo Queipo de Llano (sus restos están enterrados en la también muy popular Basílica de la Macarena) y su esposa Genoveva, o la Hermandad de la Paz, fundada en 1939, y cuyas imágenes reciben los nombres de «Nuestro Padre Jesús de la Victoria» y «María Santísima de la Paz».

Semana Santa, contra la Reforma
Los núcleos protestantes de Sevilla y Valladolid, con amplias zonas donde esta modalidad de cristianismo católico se afianzaba, cuyo nacimiento y raíces eran autóctonos (luego se daba el intercambio con Europa), produjo una reacción peculiar en nuestro suelo.
Cierto que también en Europa, con la maquinaria del Concilio de Trento, concilio que se hace no solo contra el Protestantismo, sino muy especialmente contra los ámbitos más “reformistas” dentro de la Iglesia romana (lo mismo ocurre con la Inquisición Romana); pero aquí tuvo unas señales particulares. Y se debe recordar, porque luego se ha repetido hasta casi ayer mismo, y sigue.
Ya estamos en semana santa. Por aquí en Sevilla, ya hace semanas que la tienes en los medios, después otras tantas de recuerdo. Sería ideal que los que produjeron no hace tanto ese documento en el que referían la pérdida de libertad religiosa en España, por una incidencia en templo romano, que vinieran por aquí, y que caminaran en el centro de la ciudad. Se presenta esto como algo de mercado turístico; muy bien, o muy mal. Esto es la tradición del pueblo, siempre ha sido así. Y se lo creen.
Lo que ahora se tiene de cofradías y hermandades nace y se desarrolla como reacción específica contra esos núcleos de reforma que se dieron en el XVI. Antes podía haber algún grupo de convivencia religiosa en torno a alguna imagen, pero lo de hoy es después. Precisamente son los jesuitas los que venidos aquí como primicia de su milicia proponen esa piedad popular estas imaginerías, mariolatrías y derivados, como aglutinante del pueblo en torno al papado. Así es. Y sigue.
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