En esta ocasión, proponemos la lectura de un interesante capítulo de la obra Todo el que quiera, de Herman Hoeksema. En realidad, los capítulos que componen dicho libro se concibieron originalmente como mensajes evangelizadores para la radio. Sin embargo, su profundidad y claridad teológicas los hacen muy útiles para todos los creyentes.

Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?
(Ro. 9:20)
Ya se ha enfatizado la verdad de la declaración «todo el quiera, puede venir», y repetidamente se ha subrayado que nunca ha habido, ni habrá, un pecador que quiera ir a Cristo y encuentre el camino cerrado; o que se sienta frenado de acercarse y apropiarse de Cristo y todos sus beneficios de salvación. Por otra parte, también se ha dado el énfasis necesario a la verdad de que nadie tiene de sí mismo el querer para ir a Cristo y que ninguna persona humana puede producir ese querer en el alma. Muchos himnos de invitación dejan la impresión de que cada cual tiene el poder de aceptar a Cristo, lo que –ya hemos señalado– es falso. Estos himnos están calculados para introducir en el corazón y la mente de los hombres el veneno del pelagianismo. La salvación no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia (cf. Ro. 9:16). La voluntad para ir es el fruto de la obra de llevar que el Padre realiza. Y el número de este «todo el que quiera» está limitado a los que el Padre ha querido dar a Cristo, concederles un nuevo corazón, y llamarlos de las tinieblas a su luz admirable. No hay ninguna actividad por parte del pecador que preceda a este llevar que ejecuta el Padre, que le valga en algún sentido para su salvación. Seguir leyendo SOBERANÍA DE DIOS Y RESPONSABILIDAD HUMANA →